Compañero General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central de nuestro Partido;
Compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros; Demás miembros de la Presidencia; Queridos trabajadores, niños, familias, invitados:
Al mirar este día con mis ojos de maestra emocionada, tendría que comenzar diciendo que hoy el amanecer en Santiago tiene un especial fulgor, porque estamos haciendo realidad, pese a la adversidad económica y la hostilidad histórica del imperio, un sueño de nuestro Comandante en Jefe: la inauguración de la Escuela Especial Amistad Cuba-Viet Nam, la que se ocupará de la amorosa atención sicopedagógica de niños con discapacidad físico-motoras para su ulterior incorporación a centros de la educación general y a su integración más activa a la sociedad.
Fidel, ejemplarmente sensible a todas las necesidades humanas, fue el de la idea de la fundación de tres escuelas de este tipo: una que atendiera estas necesidades educativas especiales en el occidente del país, que es la actual Solidaridad con Panamá; otra con esa noble misión en el centro, y otra para el oriente, todas con la idea de acercar estos servicios al lugar de residencia de las familias.
Como sabe nuestro pueblo, las circunstancias que llevaron al Periodo Especial determinaron el aplazamiento de proyectos sin dejar de soñarlos. Hoy estamos aquí con la Revolución de los que aman y fundan, como quería Martí, para hacer realidad un sueño.
La estimulante y cordial presencia del General de Ejército y del Presidente simboliza la continuidad histórica de la Revolución con las enseñanzas de Fidel, para mostrarnos, una vez más, que no renunciamos a nuestros sueños, que frente a las dificultades hay que crecerse, que frente a las limitaciones materiales hay que saber utilizar con el máximo de racionalidad y eficiencia los recursos con los que contemos, que frente a los intentos del enemigo por destruir la Revolución está el escudo invulnerable de la unidad de nuestro pueblo, que sabe que su Revolución no deja nunca abandonado a nadie a su suerte. Esta escuela es una expresión de la sostenida voluntad política por la conquista continua y creciente de la justicia social.
El pasado 10 de abril, con las palabras de nuestro General de Ejército, fue proclamada en la Asamblea Nacional la Constitución que ha tenido el mayor nivel de elaboración colectiva y consulta
de toda la historia de Cuba. En ella se reafirmó el carácter obligatorio e inclusivo de la educación, avalado por una práctica revolucionaria de 60 años que demostró, con el elocuente lenguaje de los actos, que en Cuba la educación es un derecho de todos, sin excepción.
No ha escatimado esfuerzos ni recursos la Revolución para hacer realidad ese derecho por difíciles que hayan sido, sean o puedan ser las circunstancias. Nunca olvidaremos que cuando más negra fue la noche en los tiempos del Periodo Especial, en Cuba no se cerró ninguna escuela, ningún maestro quedó sin trabajo y ningún alumno sin atención educativa.
La educación especial es altamente costosa por los servicios especializados que necesitan los niños. No albergo dudas de que aquí se comprende ese esfuerzo, que existe conciencia de que esta escuela va a requerir de un especial cuidado, de un trabajo docente educativo de marcada calidad, de una inalterable voluntad de superación de sus educadores, de una entrañable relación con la familia para, de conjunto, asegurar la continuidad de estudio y la incorporación a la educación general. Aquí están las claves del compromiso.
Nos parece también un hecho de justicia histórica y voluntad patriótica de los santiagueros que este plantel se haya instalado en Villa Elvira, antigua propiedad del alcalde cubano Emilio Bacardí Moreau, el cual la bautizó así en prueba de amor a su esposa, Elvira Cape Lombard, cuando adquirió la propiedad en 1900. Después del triunfo de la Revolución, en 1960 se convirtió en una escuela de milicias, hasta que en 1965 se creó la Escuela de Enseñanza Elemental Mariana Grajales, centro que devino en seminternado de educación primaria.
Como verán, este ha sido un lugar habitado por nobles seres humanos, símbolo del patriotismo y la cultura, y después, con la Revolución, por milicianos, maestros y alumnos. Y ahora acogerá, siguiendo este hilo conductor de altura humana, a niños y a un valioso colectivo pedagógico que serán la expresión del sueño de Fidel.
Como educadores y como pueblo, aquí tenemos la confirmación de una enseñanza. Mientras los enemigos históricos de la nación cubana intentan recrudecer sus actos genocidas, la Revolución construye monumentos a la dulzura y la dignidad humanas. Mientras los enemigos históricos gritan en su desesperación anticubana, la Revolución, invicta en su enfrentamiento a la adversidad, sigue desarrollando obras de infinito amor como esta.
Desde luego, tenemos que estar conscientes de las reales dificultades económicas en el marco de un complejo panorama internacional, como se ha explicado a nuestro pueblo. En relación con dicha realidad, nos dijo el General de Ejército en la pasada sesión de la Asamblea General al proclamar la Constitución: «Hemos venido alertando sobre la conducta agresiva que el Gobierno estadounidense ha desatado contra la región de América Latina y el Caribe. Lo hace en nombre de la Doctrina Monroe, con un arrogante desprecio macartista hacia el socialismo, la libre determinación de los pueblos y los derechos soberanos de los países de la región».
Con respecto a las intenciones del imperialismo contra Cuba, basándose en la historia y en la inconmovible posición de principios de nuestro pueblo, sentenció: «El incremento de la guerra económica, con el fortalecimiento del bloqueo y la continua aplicación de la Ley Helms-Burton, persiguen el viejo anhelo de derrocar a la Revolución Cubana por medio de la asfixia económica y la penuria. Esta aspiración ya fracasó en el pasado y volverá a fracasar». Por eso los educadores tenemos que estar informados, tenemos que seguir profundizando en nuestra preparación política, y recordar que otra de las siempre vigentes enseñanzas de Fidel es que precisamente esa educación política es la educación más importante del pueblo.
Decía Martí que agradecer es un gusto, y con ese espíritu martiano queremos expresar nuestro más profundo agradecimiento a los constructores y a todos los compañeros que han hecho posible contar con esta escuela.
En el colectivo pedagógico que llevará adelante el proceso docente-educativo confiamos. Sabemos que el trabajo de ustedes será complejo y difícil, pero que les acompañarán, junto a su preparación profesional, las ideas de Martí en pos del mejoramiento humano y su confianza en la utilidad de la virtud.
Y como fue también Martí quien nos enseñara con su ejemplo que hacer es la mejor manera de decir, ninguna evocación más sentida y esencial a la fuerza espiritual de Fidel, a sus sueños y permanente compañía, que esta escuela que abre sus puertas en un nuevo abril de Girón, como un canto a la vida y a la reafirmación de que seguiremos adelante con la histórica decisión irrevocable de todo un pueblo de:
¡Patria o Muerte!
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