Por Carlos Vallejo (el
poeta del sentimiento).
Es una creencia ancestral
sin sustento científico. Las fechas de los equinoccios –cuando el día y la
noche duran exactamente lo mismo –son, por lo general, el 21 de marzo, para el
de primavera, y el 23 de septiembre, para el otoño. El 21 de marzo comienza oficialmente
la primavera: el sol permanece cada vez más tiempo en el hemisferio norte;
además, se incrementa la temperatura y se suceden las lluvias. Por esto, la
gente de la antigüedad –que veía renacer la vegetación –creía que se iniciaba
la época de la fertilidad. Así, realizaba festejos y ceremonias. En la
actualidad, grandes multitudes se desplazan a lugares simbólicos, sobre todo
arqueológicos, para cargarse, precisamente el día del equinoccio “de energía”. Esto
viene a ser una continuación de los ritos paganos.
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