El camello de una joroba es muy común en los desiertos
arábigos, mientras que el de dos jorobas es eminente asiático. Ambas especies
han desarrollado una admirable adaptación fisiológica para soportar tanto el
calor como la deshidratación de las zonas semidesérticas.
Uno y otro tienen un estómago compuesto por tres
compartimientos. Aunque no se les puede considerar rumiantes, repiten y vuelven
a masticar la comida ingerida, de tal manera que extraen, incluso de malos
forrajes, más proteínas que aquellos. Por otra parte, su sistema urinario les
permite no beber agua durante varios días, porque sus riñones reciclan la urea
de su orina que pasa a la sangre, en vez de excretarla, hasta convertirla en un
jarabe espeso. Aún más, cuando las condiciones son adversas, metabolizan la
grasa almacenada en la joroba para producir hidrógeno, el cual forma agua con
el oxígeno de la respiración.
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